martes, 15 de junio de 2010

La idea

Tenía la cabeza apoyada en sus manos, los dedos se hundían en su pelo, pero no era capaz de sacar nada en claro. Sus ideas se arremolinaban en su mente mientras intentaba no pensar en nada y, mientras más lo intentaba, más difícil era. Quería que se quedara con él sólo una, el argumento principal, lo que le serviría para proseguir con su vida. Sin embargo, no podía sacar de su cabeza todas esas menudencias que no eran tales, pues eran todos los hilos que colgaban de su presente, y quizá alguno de su pasado que no había podido rematar. Se forzaba a ignorarlos, siempre lo hacía, aunque sabía que más tarde o más temprano volverían a asomar para perturbarle, como aquella noche sucedía.

Tomó un sorbo de lo que había en su vaso, ya no recordaba qué era, y siguió buscando concentración entre toda esa maraña de pensamientos indómitos que amenazaban su objetivo. Quería estar solo. Solo con su idea, la única.