jueves, 28 de mayo de 2009

Abstracción de uno mismo

¿Qué me pasa, doctor? Últimamente noto que no pertenezco a este cuerpo, noto que floto por encima de él, y tengo vértigo. Verás, -¿puedo tutearte?-, es como en esos sueños en que, de repente, puedo volar como si nadara por el aire, y voy rápida, muy rápida...

Pues esto es igual: durante el día, por ejemplo, teniendo una conversación con alguien, salgo de mi cuerpo y me veo desde el aire, veo las coronillas. No quiero decir que pueda hacerlo a voluntad, simplemente sucede. Luego, por la noche, a veces estoy soñando y a la vez me veo a mí misma durmiendo.

Espero que no sea grave... Hey, ahora mismo me está pasando, espera, mira, ¡¡¡te veo por detrás, la nuca!!!

miércoles, 27 de mayo de 2009

Quiérete

Ella se sorprendió porque alguien pudiera volcarse así y pensó que no duraría. Efectivamente, no sé equivocaba. Sin embargo, él no fue el único que le prestó atención, aunque todas las demás veces ella no dejaba de sorprenderse, una y otra vez.

Cuando uno asume un lugar en el mundo, es muy difícil darse cuenta que quizá ese no es su sitio natural, sino que es otro muy diferente.

Una amiga le decía: no te sorprendas de que te quieran, y empieza a quererte tú.

lunes, 25 de mayo de 2009

Despierto

En mi sueño cuando me preguntas contesto. En mi sueño soy capaz de iniciar yo la conversación. En mi sueño no tiemblo de miedo al verte acercarte. En mi sueño soy capaz de convencerte para que no te vayas.

Habla conmigo un minuto, verás que no soy tan mala. Mi cabeza está llena de pájaros, sí, pero no te sacarán los ojos. Baila conmigo y recrea ese momento que los dos soñamos. Nunca antes te imaginé tan cerca. Observas cómo me muevo y algo de nuevo despierta en ti. En mí hace tiempo que está despierto...

Ahora sólo falta aquí tu sueño. Dime de qué trata, no te puedo seguir si no me das una pista. Dame una oportunidad y deja que otra vez nos deseemos.

Mírame

Mírame. Repara en este cuerpo que tantas veces desdeñaste. Ríndete al deseo que ahora te consume. Querrías cogerme como tantas otras veces hiciste; porque yo quería, siempre quise.

Mírame. Ahora recuerdas la pasión acelerada con que me tomabas y yo te correspondía. Una revolución de caricias, una explosión de jadeos. La violencia de los movimientos quedaba clara al oirse nuestras respiraciones precipitadas.

Mírame. Soy la misma persona, y sin embargo, soy distinta. Renazco ahora como una flor en primavera, me reinvento, me dejo llevar, aunque no dejo de sufrir.

Mírame. Ahora recuerdas aquel jarrón en el salón al que no prestabas atención por cotidiano. Ahora recuerdas que te gustaba, ahora recuerdas para qué servía. Ahora ya se rompió y es demasiado tarde para unir los pedazos.

Mírame. Pero ya se pasó el tiempo de hacer nada más. El tren pasó mil veces por tu estación pero no quisiste cogerlo. Ahora cambió el recorrido por falta de viajeros.

Y si un día mirándome, recuerdas cómo follábamos los dos, cómo el hambre de uno por el otro hacía que nos estorbáramos, cómo la compenetración se transformaba en placer, cómo me excitaba verte disfrutar y a ti verme disfrutar a mí, una vez, y otra más, y otra, y otra... Recuerda también que ya no estoy. Analiza tu dolor y pregúntate por el mío.

Yo me miro, y veo a una mujer dispuesta a cambiar su vida, a disfrutar, a mejorar. Porque esto no es odio ni es vengaza, es simplemente la autoafirmación de la que una vez estuvo supeditada.

Cuenta nueva...