sábado, 28 de noviembre de 2009

Iluminado

El cristal de la ventana me devuelve un reflejo semidesfigurado de mi cara ya que la negrura se apodera de la calle. Está lloviendo a mares, una lluvia helada que hace que en la calle no haya un alma. Abajo, un paraguas rojo reclama mi atención. Apenas lo distingo por la cortina de agua que nos separa. Por algún extraño motivo, en ese momento, su dueño se para y mira en mi dirección. Un relámpago ilumina el cielo. En un segundo veo su cara y sus ojos, en una mueca de horror. Mierda, he sido descubierto, está claro que ha podido distinguir el cuchillo ensangrentado en mi mano y, si es así, bien podría identificarme.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Final

—Sal de la cama.
—¿Por qué?, ¿porque tú lo digas?
—Porque es MI cama y MI casa, y te tienes que ir.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Reminiscencias

¿Oyes a lo lejos el rumor del oleaje? Es nuestra canción, la misma que siseaba el viento cuando nos conocimos. El mar nos la recuerda por si se nos había olvidado.

¿Te acuerdas cuando paseábamos por aquellos campos de amapolas? Ese rojo intenso es el mismo que tiñe tu sangre y la mía, y que empapa el corazón, sólo que procede de otro sitio.

Cada vez que la nieve cuaja en las calles recuerdo tu piel, tu cuerpo junto a mí entre las blancas sábanas de aquella cama que deshacíamos entre caricias.

Si miro al cielo de noche, dejo de ver el oscuro infinito para reconocer el brillo de tus ojos en alguna estrella.

Y el olor a tierra mojada de lluvia me trae el recuerdo de la suavidad de tu pelo.

Claro que me duele alejarme de ti, pero en realidad estás siempre conmigo. ¿Lo ves?