¿Oyes a lo lejos el rumor del oleaje? Es nuestra canción, la misma que siseaba el viento cuando nos conocimos. El mar nos la recuerda por si se nos había olvidado.
¿Te acuerdas cuando paseábamos por aquellos campos de amapolas? Ese rojo intenso es el mismo que tiñe tu sangre y la mía, y que empapa el corazón, sólo que procede de otro sitio.
Cada vez que la nieve cuaja en las calles recuerdo tu piel, tu cuerpo junto a mí entre las blancas sábanas de aquella cama que deshacíamos entre caricias.
Si miro al cielo de noche, dejo de ver el oscuro infinito para reconocer el brillo de tus ojos en alguna estrella.
Y el olor a tierra mojada de lluvia me trae el recuerdo de la suavidad de tu pelo.
Claro que me duele alejarme de ti, pero en realidad estás siempre conmigo. ¿Lo ves?
¿Te acuerdas cuando paseábamos por aquellos campos de amapolas? Ese rojo intenso es el mismo que tiñe tu sangre y la mía, y que empapa el corazón, sólo que procede de otro sitio.
Cada vez que la nieve cuaja en las calles recuerdo tu piel, tu cuerpo junto a mí entre las blancas sábanas de aquella cama que deshacíamos entre caricias.
Si miro al cielo de noche, dejo de ver el oscuro infinito para reconocer el brillo de tus ojos en alguna estrella.
Y el olor a tierra mojada de lluvia me trae el recuerdo de la suavidad de tu pelo.
Claro que me duele alejarme de ti, pero en realidad estás siempre conmigo. ¿Lo ves?


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